Wednesday, June 23, 2010
MIÉRCOLES PALOMERO: Toy Story 3
Confieso que por mucho tiempo no tenía interés de ver las películas de Pixar, y gran parte de la culpa la tiene Toy Story.
Vi la primer parte de esta serie de películas cuando se estrenó en el cine y me pareció muy buena, me reí y sentí padre al ver los chistes entre Woody y Buzz Lightyear y los Cara de Papa y Rex; de las interpretaciones y humor de Tom Hanks y Don Rickles (también admito que no sabía quien era Don Rickles, pero el Sr. Cara de Papa me mataba de risa) y todos los actores. Hasta me gusta que para la publidad usan "The Boys are Back in Town" de Thin Lizzy.
Un año o dos después la volví a ver en la televisión y simplemente no me pareció tan graciosa, pensé que era de verse una vez y se acabó; un entretenimiento de niños chiquitos, que está bien, nada más que no es para mí. Salió la segunda Toy Story y ni curiosidad me dió de verla, solo vi fragmentos una que otra vez después y no se me hizo buena o graciosa.
Después salió A Bugs Life y se me hizo igual para niños chiquitos, vi Monster Inc. en el cine, doblada y pues no muy bien acompañado, la verdad, y pensé que estaba completamente falta de gracia. Dejé pasar Finding Nemo, The Incredibles, Cars, Ratatouille y Wall-E, porque no me llamaron, para ponerlo en términos simpes y generales*. Después que alguien muy importante para mí me enseñó Finding Nemo encontré en las películas de Pixar algo que no vi en las que vi antes: profundidad. No, no me refiero a que son simbólicas o evocan y referencian a otras obras, me refiero simplemente a que logran una conexión con el espectador más allá de compartir risas y un rato agradable.
Wall-E es la que me gustaría mencionar, una historia fatalista en su mayor parte con base en hechos actuales que podrían llevarnos a ese futuro, en un mundo solitario y desconectado pero en el cual se prueba que la humanidad --la humanidad detras de la animación y los guiones, reflejados en sus personajes-- puede encontrar felicidad, humor y esperanza, sin pretender hacer eso mismo, sin siquiera abordar esos temas directamente. Todo esto sucede alrededor de la historia, al hacernos enfocar en el protagonista, el cual nos simpatiza tiene desde el principio y queremos que encuentre a su robot (...¿robotita?...me entienden...) y que complete su misión. Y estamos hablando que este protagonista es un objeto, un robot, que se desarrolla y desenvuelve como un personaje más completo que en la mayoría de las películas que existen con actores humanos interpretando a humanos verdaderos en películas para gente con sus capacidades mentales completamente desarrolladas!!
Aún tras haberme ganado al ver mucho Pixar, tenía reservas de ver Toy Story 3, por sentir que el mismo fenómeno de la primera sucedería de nuevo en mí. Pero la curiosidad ganó y la ví.
El corto que presentan esta ocasión me recordó a las caricaturas viejas de Warner o inclusive de Disney, que bien se exihibían antes de las presentaciones en el pasado, pero por supuesto al puro estilo Pixar, siendo original, divertido, algo atrevido artísticamente hablando y experimental en su animación sin perder su toque característico, como ya nos tienen acostumbrados. La primer secuencia de la película en sí está excelente, no puedo decir menos, y la historia se desarrolla de manera extremadamente orgánica, llevándonos en el viaje, aunque por el final aplican la de The Dark Knight de aproximar climax tras climax falso para aumentar el suspenso, lo cuál solo vuelve a la historia más emocionante.
La animación está excelente, los chistes son simples pero completamente efectivos y ya nos tienen comprados con los personajes; la emoción que le meten es inevitable y aparece solo lo suficiente para volverla memorable por completo; saca nuestro lado más tierno del niño más juguetón que fuimos, que por allí sigue dentro pero no sale a jugar con nosotros más, porque estamos grandes ya y no hay nada que podamos hacer al respecto, porque se crece y se sigue adelante. En un principio se piensa que este sentimentalismo que provoca es por ir profundo a través de su argumento e imágenes pero, en verdad, el film no es tan complicado ni tan profundo, o no es profundo de esa manera, porque somos nosotros los que nos metemos en la película, la historia simplemente nos invita a pasar dentro de nuestras mentes y nuestros corazones y, ahí sí, profundizamos; nos vemos cara a cara y soltamos las lágrimas que, sin esa conexión, esa universalidad, serían escenas tal vez muy normales; si no hubieramos tenido juguetes favoritos, no obtendría el efecto que busca y nadie escucharía al árbol caer. No puedo poner esto más claro que con un ejemplo de algo que pasa a través de toda la película: al ver que los juguetes, --Woody, Jessie, Buzz, Rex y todos-- son más emocionales y emocionalmente expresivos cuando permanecen inanimados que cuando hablan y se mueven.
Pocas películas logran invitarnos a nuestros sentimientos sin pretensiones de hacerlo y que hagamos eso mismo, y hay menos películas que lo hagan tras tenernos riéndo por casi dos horas; y que lo logren siendo película de Disney; y que lo logre siendo película de Hollywood, y que lo logre una película que la verán masas de personas. Pixar ya han trazado un largo camino desde la primer Toy Story, y si no hubiera sido por todas sus películas que han hecho desde entonces, no hubieran podido plasmar todo esto. Uno de sus más grandes logros por proyectar una diapositiva nostálgica muy dentro de nosotros, pasando una tarde juntos recordando, riendo y llorando, como buenos amigos.
*Debo decir que en términos de trailers y publicidad, Pixar no le pone muchas ganas, contando con que ya todos somos fans y con dar a conocer la animación y solo un poquito del humor que se puede ver en la película, la gente ya está puesta para ver lo que hagan. Aunque lo mismo puedo decir de Dreamworks.
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